31 diciembre 2013

Josefa Jovellanos

Josefa Jovellanos.

Josefa de Jovellanos y Jove Ramírez era la última hermana del gran ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos.
Gijonesa ella también, nació el 4 de junio de 1745, se casó con Domingo González de Argandona, procurador general en Corte del Principado de Asturias.
Se trasladó en aquella época a vivir a Madrid, donde acostumbraba a visitar al propio conde de Campomanes, que la introduce en los ambientes más distinguidos de la Corte.
Tuvo Josefa de Jovellanos tres hijos: dos (Vicenta y Isabel) murieron siendo niños y un niño póstumo que nació y murió a los pocos días de morir su padre, cuando ella no tenía más que veintiocho años.
Todas estas desgracias fueron alejando a Josefa de la vida social y dándole una visión del mundo donde no cabían los fastos ni el esplendor cortesano.
Así vino Josefa de Jovellanos unos años a Gijón para atender las propiedades familiares.
Posteriormente se fue a Oviedo a casa de una hermana, la condesa de Peñalba, y allí llevó una vida piadosa, preocupándose por las miserias sociales, dedicándose personalmente a instruir a personas desamparadas y haciendo abundantes obras de caridad social.
Finalmente se decidió (contra la firme voluntad de su hermano) a meterse monja en el convento de las Recoletas de San Agustín, justo al lado de la casa donde había nacido.
Allí habría de morir el 2 de junio de 1807, tras una enfermedad agravada por el disgusto de saber que su hermano estaba prisionero en Bellver.
Conocemos la obra de Josefa de Jovellanos gracias a la antología publicada en 1839 por José Caveda con el título Colección de poesías en dialecto asturiano. Allí aparecen, atribuidas a «la señorita doña Josefa de Jovellanos», las siguientes piezas: Descripción de las funciones con que la villa de Gijón celebró el nombramiento del Excmo. Sr. D. Gaspar de Jovellanos para el ministerio de Gracia y Justicia; Descripción de las funciones con que la ciudad de Oviedo celebró la coronación de Carlos IV y A las fiestas que se preparaban en Oviedo para la coronación de Carlos IV.
En esa colección le atribuía Caveda a Antonio Balvidares el poema a Las exequias de Carlos III, que Álvaro Ruiz de la Peña dice ser obra de Josefa Jovellanos.
Así, como propio de ella, aparece en las Poesías de la Argandona, publicadas por Álvaro Arias Cabal en 1996 y en la pulquérrima edición de la Obra poética completa, prologada por Xuan Carlos Busto y editada por Alvízoras en 1997.
La primera autora de nuestras letras es un ejemplo claro de cómo llevaron los ilustrados a la literatura sus ideas.
Por encima de todo, pone el acento Josefa Jovellanos en las desigualdades sociales, en el absurdo de esos opulentos festejos regios con el pueblo miserable y abandonado que tenía ante los ojos.
FUENTE: Consejería de Cultura del Principado de Asturias —

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