01 enero 2014

Recuerdos de Gijón

Recuerdos de Gijón.

Nada mejor como Cuca Alonso para describir los recuerdos de mi infancia.

Quien no se recuerda de los calamares de casa Marcelo en los años sesenta y antes y un poco después.

O de el restaurante el trole ,casa Victor o tantos otros sitios que nos quedaria corto este espacio para citarlos.

Una cafeteria que marco una etapa y inaguro Joaquin Rubio Camin con una escultura suya "Cafeteria Auseva" parece que ya nadie se acuerde de ella , como es posoble.

Algo que recuerdo muy unido a Gijón y no se por que son esos barquillos que se vendian por la playa ,que ricos.

xuacutorres

CUCA ALONSOEl Ateneo Jovellanos acogió la presentación de un precioso libro, titulado, «Así se comía en el siglo XX», del que es autor el periodista Manuel de Cimadevilla.

La belleza del ejemplar no viene dada exclusivamente por su edición, flexible, de fácil uso y mejor manejo ya que se ha concebido a modo de libreta cosida en espiral, sino por su contenido lleno de nostalgia.

En realidad supone un paseo por la memoria de esta ciudad en unos años que aún configuran la experiencia vital de muchos gijoneses, o al menos de sus familiares más próximos, es un repaso a la historia cotidiana, bien alejada del devenir político o social.

En ausencia del presidente, hizo la presentación del autor María Victoria Álvarez Buylla, quien definió a Manuel de Cimadevilla como un hombre polifacético, un tanto renacentista ya que trabaja en infinidad de actividades que últimamente ha coronado con la apertura de un restaurante en Oviedo, «La Venera».

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, su trabajo se repartió por «El Comercio», «Hoja del Lunes» y «La Prensa», hasta el día de hoy que colabora en LA NUEVA ESPAÑA.

Es autor de varios libros, en su mayor parte dedicados al turismo y en su faceta musical, en 2004 grabó un disco en el que presenta una antología de sus canciones. En su turno, tan ameno y evocador, Manuel de Cimadevilla inició su discurso definiéndose como un anarcoburgués, ya que no ha encontrado la verdad política y de otro modo le gusta el buen vino, la buena mesa y la buena cama.

Y ya metidos en comidas, hizo un curioso paralelismo entre los oricios, tan del gusto de los gijoneses y sus consumidores. Caparazón duro, dotado de temibles púas, pies móviles, tendencia errática...; de buena dentadura. «Así somos, peleones, emigrantes, de gusto por el buen comer, y sobre todo abundante».

Sin duda, hubo de ser un valiente y sobre todo un hambriento el hombre que hace más de diez mil años probó un oricio. Gijón, desde el siglo VIII basa su gastronomía en tres puntales: el pan de maíz o boroña, la fabada con compangu y el arroz con leche.

Los platos elaborados con pescado son aportaciones de los marineros vascos y la célebre caldereta fue un invento de los pescadores de altura, recogido por el gastrónomo Calixto Alvargonzález.

Aquel Gijón de principios del siglo XX creó el Mercado del Sur, frente a la tienda de José las Clotas; el Café San Miguel y su leche helada, Chocolates La Herminia, el Café Dindurra, en 1921...

Manuel de Cimadevilla en su interesante recorrido por la gastronomía gijonesa, trazó la historia de Casa Zabal, hizo mención de El Riscal, Casa Manuela, La Taberna Gallega, El Mercedes, donde se celebró, el 14 de abril de 1931, el advenimiento de la II República; El Trole y sus famosos platos de caza; El Sitio, El Retiro, El Corona, El Mesón de Sancho, Zagal...

La referencia a cada uno de estos restaurantes iba acompañada de sabrosas anécdotas.

No podía faltar Casa Víctor y las circunstancias y personajes que le hicieron célebre, incluidas la infanta Elena.

Los chigres y su clientela; el poco o nulo éxito de las instalaciones lujosas; las especialidades, los merenderos, los menús de playa, con la ayuda de Julián Ayesta; los bares emblemáticos, como Casa Marcelo; las noche musicales de La Cabaña o El Gallo... «Ésta es una guía libre -en ella se hace referencia a 138 casas de comidas a las que se puede acudir con seguridad-, y libres son sus lectores de utilizarla como consideren oportuno», concluyó Manuel de Cimadevilla, no sin antes pedir un aplauso para El Presí, «fallecido hace 25 años, en esta fecha».

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