15 septiembre 2014

Sergio Rutilio Marqués Fernández.


Sergio Rutilio Marqués Fernández.

Nació en Gijón, el 4 de agosto de 1946, y se licenció en Derecho 21 años más tarde, en la Universidad de Oviedo, para entrar a formar parte del Cuerpo de Abogados del Estado. En 1972 inició su actividad profesional como abogado, especializándose en áreas vinculadas al Derecho Mercantil, Civil y Administrativo, y al año siguiente asumió la dirección de una empresa del sector del metal. Entre 1979 y 1985 desarrolló su carrera profesional fuera de Asturias, principalmente en Puerto Rico.
Paralelamente a su actividad como abogado y directivo empresarial, Sergio Marqués desplegó una intensa actividad política. Participó en la fundación de Alianza Popular en 1977, partido político liderado por Manuel Fraga y que fue el precedente del actual Partido Popular. Fue candidato en 1978 al Senado por Asturias.
Retornó a Asturias en 1985, donde abrió despacho de abogado en Gijón y asumió diferentes responsabilidades políticas, que le llevarían dos años más tarde a ser diputado en la Junta General del Principado de Asturias y formar parte de la junta directiva regional y del comité ejecutivo del Partido Popular (PP) en Asturias. En septiembre de 1993 fue elegido vicepresidente del PP de Asturias.
En las elecciones autonómicas de mayo de 1995 encabezó la candidatura del PP y, con mayoría simple, se convirtió en el quinto presidente del Principado de Asturias. En 1999, Sergio Marqués lideró la candidatura de Unión Renovadora Asturiana (URAS) y renovó su escaño otros cuatro años más. En 2003 retornó a su actividad profesional como abogado, a la vez que mantuvo su dedicación política como presidente de URAS hasta 2007.
Sergio Marqués fue nombrado Doctor Honoris Causa (2006) por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra de Santo Domingo y el Gobierno de la República Dominicana le concedió la condecoración de la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, en el grado de Gran Oficial.


El pasado 8 de mayo Marqués falleció a los 65 años, a causa de un ataque cardíaco, a las puertas de su despacho de abogados en Gijón.
Si la trayectoria personal, profesional y política de Sergio Marqués es merecedora de todos los respetos, más allá de las divergencias ideológicas y partidistas, su legado como demócrata debe recibir todos los honores. Como político, tanto en la oposición como en el Gobierno, le tocó vivir tiempos complejos, de cambios, avances y decepciones. La fragilidad y la grandeza del ser humano van unidas inseparablemente. Y Sergio Marqués mostró como presidente del Principado y, posteriormente, con la tranquila dignidad con la que asumió su condición de ex gobernante, que estaba entre aquellos para los que la única sociedad democrática digna de tal adjetivo es la que une a los hombres y mujeres en la defensa del bien común. Demostró, con un comportamiento ejemplar, cómo se debe aceptar la obligatoria transitoriedad de toda responsabilidad política.
Su testamento ético convierte a Sergio Marqués en un hombre necesario. Más en unos tiempos en los que se duda del valor moral de la vocación y el compromiso con lo público, en los que se estigmatiza a quienes se comprometen con la actividad institucional.
En su virtud, acreditados los singulares méritos y valores destacados en su biografía personal, profesional, ciudadana e institucional para la comunidad autónoma, en los términos de lo establecido en el artículo 5 de la Ley del Principado de Asturias 4/1986, de 15 de mayo, reguladora de los Honores y Distinciones, se informa favorablemente y se propone al Consejo de Gobierno la adopción del acuerdo de concesión de la Medalla de Asturias, en su categoría de oro, a título póstumo, a favor de Sergio Marqués Fernández.


Con esta medalla, el Consejo de Gobierno reconoce su fundamental labor política a lo largo de casi treinta años, así como a su actividad empresarial y laboral en el campo de la industria, el comercio y de la abogacía, considerando que concurren méritos verdaderamente singulares cuya importancia y trascendencia para los intereses generales del Principado de Asturias le hacen digno acreedor de tan elevado reconocimiento.
Fuente: "El Comercio de Gijón"






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